Sabías que tu cerebro es quien se encarga de controlar y regular los
estímulos. A través de las neurociencias puedes conocer cómo reaccionas.
El cerebro humano es el centro del sistema nervioso. Es la
maravilla más compleja que ha creado la naturaleza y se ha ido desarrollando a
lo largo de millones de años, capa tras capa, hasta llegar al cerebro actual.
En él se pueden distinguir tres formaciones (triurno) o cerebros independientes
pero conectados: el cerebro reptiliano, el paleomamífero o límbico y el
neocórtex, según su orden de evolución.
LOS RECUERDOS
Estructuras de pensamiento, miedos, recuerdos, deseos, capacidades y
conocimientos: todo lo que se refiere a tu persona se encuentra grabado en una
telaraña inmensa formada por células cerebrales. La Red Hebbiana es un circuito
específico de neuronas interconectadas que funciona como una hoja de
ruta activada mediante estímulos.
Cuando vivís una experiencia, la vivís con una emoción determinada, la
cual creará una red hebbiana a través de las neuronas. Esta red
representará aquella experiencia en tu cerebro, pero cada vez que la relates,
lo harás con una nueva emoción. Por lo tanto, ese registro se va a resignificar
y va a modificar el recuerdo que tienes de esa situación particular. Lo que recuerdas,
en definitiva, es el registro de la experiencia que viviste y no lo que
sucedió.
REPTILIANO: LA SUPERVIVENCIA
En lo profundo del cerebro se encuentra el cerebro reptiliano, su
parte más antigua y primitiva. Se encarga principalmente de la supervivencia y
los instintos. Allí se procesan las primeras experiencias de vida no verbales,
de aceptación o rechazo. Regula las funciones fisiológicas involuntarias como
la respiración, la temperatura corporal, la circulación, la homeostasis y
el trabajo de las hormonas. Además, lleva a cabo luchas por el territorio y por
la reproducción. También regula funciones básicas, como el hambre, la sed
y la necesidad de protección.
Esta parte del cerebro se encarga de todo lo relacionado con la acción
concreta: no tiene la capacidad de aprender, de sentir, razonar o imaginar un
futuro o recordar un pasado. Nos sitúa en el presente y es incapaz de
anticipar.
LÍMBICO: EL DESARROLLO EMOCIONAL
Se encuentra sobre el cerebro reptiliano es el lugar donde se
almacenan las emociones y los recuerdos. Aquí está guardada la memoria
afectiva. Gracias a esta parte del cerebro, tienes la capacidad de desear: se
gestan las aspiraciones y los intereses. Está muy relacionado con la
motivación, ya que otorga la energía que necesitas para lograr tus metas.
Otra particularidad del cerebro límbico es la facultad de traer el
pasado al presente, lo cual permite el proceso de aprendizaje, además de
invitarte a tener consideración del pasado.
NEOCÓRTEX: LA EVOLUCIÓN
El neocórtex o corteza cerebral es la última capa en la evolución de
millones de años del cerebro humano. Se encuentra por sobre el límbico y
su estructura consta de dos hemisferios: el izquierdo y el derecho. Gestiona
sentimientos, memorias y procesos intelectuales de un orden superior de
entendimiento y análisis. Se fue desarrollando mediante el uso del lenguaje y
encarna la adquisición de la consciencia. Otra función es la imaginación;
te permite planificar, visualizar y prever futuras consecuencias.
HEMISFERIO CEREBRAL IZQUIERDO
El hemisferio cerebral izquierdo controla la parte derecha del cuerpo
humano. Rige la vida intelectual, se encarga de procesar la información
analíticamente, de forma lógica y lineal, de manera sucesiva. Su campo de
acción es el temporal. Verbaliza, lo cual le permite pensar en palabras y
números. Busca la objetividad diferenciando y rotulando lo que ocurre en el
entorno para lograr entenderlo. Además, tiene la capacidad de abstraer, lo cual
le permite crear hipótesis y hacer ejercicios matemáticos y gramáticos.
HEMISFERIO CEREBRAL DERECHO
El hemisferio cerebral derecho rige la mitad izquierda del cuerpo
humano. Este hemisferio comienza por el todo para comprender las partes: según
su visión, el mundo es un conjunto, por lo tanto, procesa de manera global.
Sintetiza y busca la integración. Su percepción es holística, con un
pensamiento analógico y subjetivo. Se expresa de manera arcaica y maneja el
lenguaje simbólico. Su principal eje es el espacial y, por lo tanto, está
situado en el momento presente. En él se desarrollan las actividades artísticas
como la música o la pintura, además de las intuiciones.
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