viernes, 26 de febrero de 2016

Seis malas prácticas diarias que matan neuronas


Una dieta rica en antioxidantes y el ejercicio constituyen una llave maestra para prevenir daños neurológicos y mantener en buen estado el funcionamiento cognitivo.
La actividad cerebral no sólo se ve alterada por razones genéticas. También existen variadas dinámicas habituales que pueden ocasionar este tipo de daño, implicando con ello la eliminación de neuronas o alterando el funcionamiento mental.
Como prevención, la literatura médica ha desarrollado en los últimos años un especial cuidado en seis aspectos cotidianos que implican un intenso riesgo para la dinámica neurológica.
1) Fumar. Uno de sus tantos efectos se relaciona con la disminución del tamaño cerebral, generando condiciones positivas para el desarrollo del Alzheimer. Un reciente estudio de la Universidad de Northumbria (Inglaterra) señala que este hábito origina la pérdida de memoria, problemática que puede revertirse al dejar de fumar.
2) Dormir mal. La falta de sueño en largos y prolongados períodos acelera la pérdida de células del cerebro. Además, dormir con la cabeza cubierta aumenta la concentración de dióxido de carbono y disminuye el oxígeno, causando efectos adversos al cerebro.
3) No tomar desayuno. Tras un ayuno de 6 a 8 horas, el cerebro requiere energía para llevar a cabo todas las funciones. Sin embargo, si no se le brinda la adecuada cantidad de proteínas, vitaminas y nutrientes, se genera un evidente daño estructural, lo que implica la muerte de neuronas por falta de energía y sobrecarga de trabajo.
4) Comer en exceso. Comer demasiado afecta la circulación y la oxigenación cognitiva. A eso debe agregarse que un alto consumo de azúcar impide una adecuada absorción de proteínas y nutrientes que permiten producir nuevas neuronas.
5) Estrés. Este estado no sólo elimina neuronas, sino que -peor aún- impide su renovación. Estudios dados a conocer en el Journal of Neuroscience indican que el estrés agudo dificulta la supervivencia de nuevas neuronas, muriendo a los pocos días.
6) Hipertensión. La presión sanguínea alta debilita las pequeñas arterias del cerebro, lo que puede desencadenar daño neuronal. Según un estudio de la Universidad de Alabama, publicado en la revista Neurology, la pérdida de neuronas está asociado con los problemas de memoria, especialmente después de los 45 años, debido a la hipertensión.
Entre los aspectos importantes a considerar -según destaca un estudio publicado recientemente en la revista Journal of Alzheimer's Diseasees- es que la dieta cotidiana no puede incluir exceso de grasas saturadas y colesterol, ya que eso facilita las condiciones para que el cerebro se inflame, la función nerviosa se altere y la memoria de trabajo o memoria inmediata se reduzca.
La salud cerebral es la mejor decisión que las personas pueden potenciar al cambiar hábitos cotidianos dañinos. En ese sentido, una dieta rica en antioxidantes y el ejercicio constituyen una llave maestra para prevenir daños neurológicos y mantener en buen estado el funcionamiento cognitivo.

jueves, 25 de febrero de 2016

Dr Thomas Szasz, Profesor Emerito de Psiquiatria

ORIENTACIONES PARA SUPERAR LA FOBIA ESCOLAR

Consideraciones

Las fobias son miedos exagerados e ilógicos ante determinadas personas, objetos y situaciones.

Las fobias producen una elevada ansiedad en el/la niño/a presentando síntomas tales como:
-       sudoración
-       aumento del ritmo cardíaco
-       pipí muy frecuente
-       rostro desencajado
-       vómitos y mareos
-       bloqueo del pensamiento
-       gritos
-       excitación psicomotriz
-       etc.

La fobia escolar consiste en el miedo exagerado a alguna persona, situación o relaciones propias del centro escolar
Es frecuente que el/la niño/a con miedo al contexto escolar tenga pensamientos erróneos como: “voy a ir al colegio y se volverá a repetir lo mismo de ayer. El profesor me preguntará y José se burlará de mi delante de todos”.
También son frecuentes los dolores y vómitos. Los padres lo llevan al médico. El/la niño/a no tiene nada.

Orientaciones prácticas para eliminar la fobia escolar:

Debe abordarse el problema desde dos niveles distintos:

Intervención familiar:

·     Ignorar las conductas de quejas que pone de manifiesto el/la niño/a para no acudir al colegio. Por ejemplo: “me duele la barriga”, “no me encuentro bien “.

·     Facilitar y favorecer al máximo la comunicación con el/la niño/a en un ambiente relajado.

·     No reforzar las conductas de evitación de asistir al colegio (quedarse en casa).

Estas orientaciones son las aconsejadas para situaciones de fobia escolar en las que no aparecen conductas perjudiciales para el/la propio/a alumno/a ni para el grupo. En el caso de que si se presenten este tipo de conductas es conveniente que al/la alumno/a permanezca un tiempo en casa y allí se lleve a cabo la propuesta que se menciona a continuación y se desarrolla en el anexo.

Intervención sobre al/la alumno/a:

·  Aproximar gradualmente al/la niño/a a la situación fóbica mediante la utilización de medios indirectos que vayan desensibilizándolo de su miedo. Este acercamiento gradual directo o indirecto a la situación jerarquizada de miedo recibe el nombre de desensibilización sistemática y debe realizarse provocando en el/la niño/a una respuesta contraria a la del miedo que sea incompatible con la propia reacción fóbica y que emocione al/la niño/a positivamente. En función de la edad que tenga el/la alumno/a podría desarrollar la propuesta él/ella mismo/a, como un programa de autoayuda. Se adjunta programa

Apunte de programa:

LA DESENSIBILIZACIÓN SISTEMÁTICA
Con la desensibilización sistemática, puedes aprender a enfrentarte a objetos y situaciones que son amenazadores. Hay que aprender a relajarse mientras se imaginan escenas que, poco a poco, van provocando mayor ansiedad.
Los dos principios básicos fundamentales de la desensibilización sistemática son: Primero, una emoción puede contrarrestar otra emoción, y segundo, es posible llegar a «acostumbrarse» a las situaciones amenazadoras.
Se necesitan unos cuatro días para aprender a relajar los cuatro grupos de músculos mayores. Al tiempo se elabora una jerarquía de sucesos amenazadores. Por último, la visualización sistemática de escenas se realiza paulatinamente hasta que no se sienta ansiedad al exponerse en la imaginación a los estímulos temidos.
Los temores desaparecen en las escenas imaginadas. En la vida real se tarda un poco más en hacerlos desaparecer.
La desensibilización sistemática se desarrolla en cuatro etapas:
1.- relajar los músculos a voluntad.
2.- priorizar los temores.
3.- construir una jerarquía de escenas ansiógenas.
4.- visualizar en la imaginación las escenas.

LA RELAJACIÓN
Es incompatible estar relajado/a físicamente y tenso/a emocionalmente a la vez. Debemos aprovechar esta conexión directa entre el cuerpo y la mente. Podemos aprender a relajar los músculos a voluntad. Esta habilidad puede usarse para desensibilizar más tarde los miedos.
La relajación progresiva se practica estando acostado/a o sentado/a en una silla en la que se pueda apoyar la cabeza. En primer lugar se deben cerrar los ojos.
 Primer día.
El primer día se aprende a relajar los músculos de las manos, antebrazos y bíceps. Hay que realizar los siguientes ejercicios tres veces durante el día.
Colóquese en una posición cómoda. Apriete el puño derecho tan fuerte como pueda, note la tensión de su puño, su mano y su antebrazo. Ahora relájese. Note la relajación en su mano y aprecie el contraste con la tensión. Repetir esto una vez más con el puño derecho. Repetir el procedimiento dos veces con el puño izquierdo, entonces hacerlo dos veces con ambos puños a la vez. A continuación doble el codo y tense el bíceps, después relájelo y note la diferencia. Repítalo dos veces.
Note las sensaciones de pesadez, calor u hormigueo en los brazos. Son normales. Mientras se relaja trate de decirse a sí mismo/a «Alejo la tensión... Me siento calmado/a y descansado/a... Relajo y distiendo los músculos» una y otra vez. Este reforzamiento mental facilitará en gran medida la relajación física.
Segundo día.
Relajaremos la cabeza, el cuello y los hombros. Preste especial atención a la cabeza, puesto que desde el punto de vista emocional, los músculos más importantes del cuerpo están en la cabeza. Es aquí donde la mayoría de las personas encierran su tensión. Repetir los ejercicios de los brazos del primer día y proseguir con los siguientes:
Arrugue la frente tan fuerte como pueda. Relájese y distiéndase. Frunza el ceño y note la tensión efectuada. Suéltelo y permita que la ceja recupere su forma. Cierre los ojos y apriete los párpados tan fuertes como pueda. Relaje sus ojos hasta que estén suavemente cerrados y confortables. Ahora apriete la mandíbula. Relájela hasta que los labios estén ligeramente separados. Note realmente la diferencia entre la tensión y la relajación. Apriete la lengua contra el paladar. Relájese. Frunza los labios en forma de «O» y relájelos. Disfrute de la relajación de la frente, cuero cabelludo, ojos, mandíbula, lengua y labios.
Apriete la cabeza apretando por la parte de la nuca tanto como confortablemente pueda, y aprecie la tensión en el cuello. Hágalo girar suavemente ala derecha, después a la izquierda. Note el cambio de localización de la tensión. Enderece la cabeza y déjela mirando al frente, presione la barbilla contra el pecho. Sienta la tensión en la garganta y la tirantez en la parte posterior del cuello. Relájese, colocando la cabeza en una posición confortable. Permita que se intensifique la relajación. Encoja los hombros hacia arriba tanto como pueda, encorvando la cabeza hacia abajo entre los hombros. Relájelos. Déjelos caer y sienta la relajación propagarse por el cuello y los hombros. Experimente de nuevo toda la secuencia.
Tercer día.
Dirigiremos la atención hacia el pecho, el estómago y la parte baja de la espalda, notando como la tensión acumulada en estas áreas afecta la respiración y como una respiración profunda y pausada puede relajarle. Repita los ejercicios de los dos primeros días y añada los siguientes:
Colóquese en una posición cómoda y relájese. Aspire y llene completamente los pulmones de aire. Manténgalos llenos de aire y note la tensión. Ahora expire, dejando su pecho relajado y suelto, permitiendo que el aire silbe al salir. Continúe respirando lenta y pausadamente varias veces, sintiendo como sale la tensión fuera del cuerpo con cada expiración. Después apriete el estómago y manténgalo así. Note la tensión, después relájese. Coloque la mano sobre el estómago y aspire profundamente retirando la mano. Mantenga el aire un momento, después expire, sintiendo la relajación cuando el aire silba al salir. Ahora arquee la espalda sin hacer un esfuerzo excesivo. Mantenga el resto del cuerpo tan relajado como sea posible. Concéntrese en la tensión en la parte baja de su espalda. Ahora relájese tan profundamente como pueda. Repita toda esta secuencia otra vez.
Cuarto día.
Finalmente aprenderemos a relajar los muslos, nalgas, pantorrillas y pies. A los ejercicios de los días uno, dos y tres, añada los siguientes:
Colóquese en una posición cómoda. Apriete las nalgas y los muslos presionando los talones hacia dentro tanto como pueda. Relájese y note la diferencia. Estire la punta de los pies para tensar las pantorrillas. Observe la tensión, a continuación relájelas. Dirija la punta de los pies hacia la cara, poniendo la tensión en las espinillas. Estudie la tensión, después relájese. Sienta la pesadas y relajadas que están sus piernas. Repita esta secuencia una vez más.

SECUENCIA DE RELAJACIÓN ABREVIADA
Una vez realizado este trabajo intensivo sobre los cuatro grupos de músculos mayores, se puede utilizar una forma abreviada de los ejercicios para relajar rápidamente todo el cuerpo. Tense cada grupo de músculos de cinco a siete segundos y después relájelos de 20 a 30 segundos:
1.  Tense los puños, antebrazos y bíceps en una pose culturista; relájese.
2.  Arrugue todos los músculos de la cara con una nuez, y haga girar su cabeza en círculo para aflojar el cuello; relájese
3.  Realice dos respiraciones profundas, una con el pecho y otra con el estómago mantenga el aire y relájese.
4.  Tense las piernas dos veces, una con la punta de los dedos de los pies estirados, y la otra con la punta de los dedos de los pies hacia cara; relájese.

Respirar profundamente es la clave de la relajación. Entre los ejercicios, realice profundas inspiraciones con el estómago. Repítase a sí mismo palabras como «relájate..., cálmate..., abandónate» mientras se está inspirando. Siempre que aparezca algo de tensión durante la desensibilización sistemática inspire profundamente y dígase a sí mismo/a: «Relájate».
Cuanto más practique la relajación progresiva, más profunda será la relajación.

PRIORIZACIÓN DE TEMORES
En la guía de identificación de fobias se detecta que el temor más significativo para el/la alumno/a es “ir y permanecer en la escuela”, por ello vamos a intentar hacer una jerarquía de situaciones ansiógenas en torno a este miedo que provoca en el/la alumno/a una considerable cantidad de sufrimiento emocional.

JERARQUÍAS DE ESCENAS ANSIÓGENAS
Secuencia-ejemplo de situaciones a imaginar:
1.    Veo una película en la que un actor infantil entra en la escuela  
2.    Un/a amigo/a me explica que le ha pasado en la jornada escolar                       
3.    Manejo material escolar.
4.    Concierto una visita a casa del/la maestro/a.                          
5.    Me dirijo al centro escolar sin entrar en él.                                                                    
6.    Permanezco un buen rato en la puerta del centro escolar.                                              
7.    Pienso en estar dentro del centro.                                
8.    Miro a los/las compañeros/as cuando salen del centro.
9.    Un/a compañero/a viene a mi casa a mostrarme las tareas.
10.  Entro en el centro un momento.
11.  Entro en el centro y recorro sus dependencias.
12.  El/la maestro/a me entrega tareas para casa en el recibidor del centro.
13.  Quedo con el/la maestro/a para entregarle las tareas.
14.  Quedo con el/la maestro/a para supervisar las tareas a solas.
15.  Entro en el centro y hago las tareas en la biblioteca durante media jornada.
16.  Voy media jornada al centro y participo con mis compañeros/as en actividades lúdicas (deporte, ver una película...)                                                                          
17.  Asisto al colegio y permanezco la mayor parte del tiempo en la biblioteca y una hora en el aula en la hora de E. Física o Plástica.
18.  Asisto al colegio y permanezco dos horas en la biblioteca y dos en el aula.
19.  Asisto al colegio y permanezco una hora en la biblioteca y tres en el aula.
20.  Asisto a clase con normalidad.                                                                                   

VISUALIZACIÓN SISTEMÁICA DE LAS ESCENAS ANSIÓGENAS
Ahora ya está preparado/a para empezar las sesiones de desensibilización sistemática. La técnica está basada en el simple hecho de que reduciendo su reacción de ansiedad hacia la situación más débil de la jerarquía, se reducirá la reacción a todos las otras situaciones en el mismo valor.
Para realizar la desensibilización sistemática hay que colocarse en una posición cómoda donde no pueda ser molestado/a. Debe tenerse cerca la jerarquía y seguir estos pasos:
1. Sentado/a o acostado/a con los ojos cerrados, se empieza usando las habilidades de relajación adquiridas, para relajar progresivamente todos los músculos del cuerpo. Utilice los ejercicios del método abreviado o los ejercicios del método entero, para relajar los principales grupos de músculos y deje que la relajación llegue a su cuerpo.
2. Cuando consiga la relajación total, preséntese mentalmente la primera situación de la jerarquía. Visualice la escena durante cinco o diez segundos, haciéndola tan real como sea posible. Algunas escenas pueden costar más de visualizar, tales como imaginar un largo viaje o cocinar una comida fantástica. Es necesario que use todos los sentidos para crear la escena, incluyendo la conciencia del color, sonido, tacto y olfato.
3. Preste atención a cualquier tensión producida por la escena.
4. Mantenga la escena, haga una inspiración profunda, retenga el aire mientras cuenta hasta tres y suéltelo lentamente. Mientras se va repitiendo a sí mismo/a «estoy relajado/a... la tensión desaparece... Ahora estoy relajado/a...».
5. Cuando note que ha decrecido el nivel de tensión haga desaparecer la escena de la imaginación. Si lo prefiere, puede finalizar la escena visualizando un lugar especialmente relajante que esté asociado mentalmente con la paz y la seguridad.
6. Repita los pasos anteriores con la misma escena, apreciando como decrece el nivel de ansiedad con cada presentación.
7. Cuando en dos presentaciones seguidas no se experimente ansiedad, entonces se puede pasar a la siguiente escena de la jerarquía.
Generalmente se necesitan tres o cuatro visualizaciones de la escena para llevar la respuesta a cero. La primera sesión debería durar unos 15 minutos, y probablemente en ella se examinarán las tres o cuatro primeras situaciones de la jerarquía.
Tan pronto como se gana habilidad y velocidad en la relajación y visualización se pueden alargar las sesiones a treinta minutos. Es mejor detener la sesión si una persona se siente cansada, aburrida o excesivamente trastornada. Las sesiones pueden realizarse cada dos días, diariamente o dos veces al día; la única limitación es la fatiga.
A medida que se vaya adelantando en la jerarquía se notará que mejora la habilidad para hacer frente a las situaciones de la vida real. Cuando al/la alumno/a se encuentre en situaciones similares de la vida real, procurará detectar cualquier tensión y usarla como una, señal para relajarse: respire profundamente y repítase a sí mismo frases tranquilizadoras.
Ahora podemos llevar a la práctica la secuencia de escenas que al/la alumno/a le producen ansiedad.


ORIENTACIONES PARA SUPERAR LA FOBIA ESCOLAR 1

 Consideraciones

Este síndrome se caracteriza por un manifiesto rechazo a la asistencia al colegio e implica un temor irracional por alguna situación particular. Está relacionada con el contexto escolar y hechos traumáticos reales en la escuela (participación obligatoria en algunas actividades, rechazo de los/as compañeros/as, rigidez del/la profesor/a, etc.). Puede agravarse por reacciones verbales hostiles por parte del profesorado al no comprender los temores del/la niño/a o por conflictos entre los padres y los/as profesores/as.  Los síntomas incluyen: dolor abdominal, náusea, vómito, diarrea, dolor de cabeza, palidez y debilidad, que aparecen por la mañana antes de ir a la escuela y por lo general desaparecen antes que terminen las clases, y no aparecen los fines de semana ni días festivos. Las fobias son una forma de miedo que responde a estas características: son desproporcionadas a la situación que desencadena la respuesta de miedo y están relacionadas con estímulos que no son objetivamente peligrosos, no pueden ser eliminadas racionalmente porque están más allá del control voluntario, tienen larga duración, interfieren considerablemente en la vida cotidiana del/la niño/a en función de las respuestas de evitación, y suelen aparecer con más frecuencia entre los 4 y 8 años.
Los/as niños/as con fobia escolar tienden a manifestar los siguientes tipos de respuestas:  
1.    Se niegan a asistir al colegio.
2.    Lloran, gritan y patalean al llevarles a la escuela.
3.    Se quejan de dolores y enfermedades cuando se acerca el momento de ir a la escuela, desapareciendo los síntomas si se le permite quedarse en casa.
4.    Manifiestan síntomas fisiológicos como rigidez muscular, sudoración excesiva en la palma de las manos, dolor de cabeza y estómago, nauseas, vómitos, diarrea.
5.    Anticipan consecuencias desfavorables.
6.    Evalúan negativamente sus capacidades.
7.    Planean escaparse del colegio.

Orientaciones

Intervención familiar

Si se hace cumplir la regla de la asistencia diaria a la escuela, el problema de la fobia escolar mejorará en forma notable en una o dos semanas.
En cambio, si no le exige a su hijo/a que asista diariamente a la escuela, los síntomas físicos y el deseo de quedarse en casa se volverán más frecuentes. Cuanto más tiempo pase su hijo/a en casa, tanto más difícil le resultará volver a la escuela. Podrían estar en juego la vida social y la educación futura del/la niño/a.
Cuando el/la niño/a se alborota al separarse de los padres, la mejor estrategia es informarle, calmadamente, que el padre/ madre regresará y que el/la niño/a tiene que quedarse, entonces debe irse rápido. Una separación firme, rápida y con cariño es mejor tanto para los padres como para el/la niño/a.
1. Insistir ir a la escuela.
La mejor terapia de la fobia escolar es ir diariamente a la escuela. Los temores se superan enfrentándolos cuanto antes. La asistencia diaria a la escuela hará que casi todos los síntomas físicos del/la niño/a mejoren.
Los síntomas se volverán menos intensos y se presentarán con menor frecuencia y, con el tiempo, el/la niño/a volverá a disfrutar de la escuela.
Sin embargo, al principio el/la niño/a pondrá a prueba la determinación del padre o la madre de enviarlo a la escuela todos los días. Los padres deberán hacer que la asistencia a la escuela sea una regla rigurosa, sin excepciones.
2. Los padres deben ser particularmente firmes las mañanas de los días de escuela.
Al principio, las mañanas pueden ser difíciles. Nunca se le debe preguntar al/la niño/a cómo se siente porque esto lo estimulará a quejarse.
Si el/la niño/a está suficientemente bien para estar levantado/a y andar de un lado a otro dentro de la casa, está suficientemente bien para poder ir a la escuela. Si se queja de síntomas físicos, pero son los que ya ha mostrado en otras ocasiones, deberá ser enviado/a a la escuela inmediatamente con mínima discusión.
En el caso de que los padres no estén seguros acerca de la salud de su hijo/a, deben enviarlo/a a la escuela de todos modos; porque si los síntomas empeoran después, el centro lo comunicará a la familia.
Aunque se le haga tarde, el/la niño/a debe ir a la escuela.
Algunas veces un/a niño/a puede llorar y gritar, negándose absolutamente a ir a la escuela. En ese caso, después de hablar con él sobre sus temores, se le debe llevar. Uno de los padres podría ser mejor que el otro en hacer cumplir esto. Incluso en algunas ocasiones, un pariente puede encargarse del asunto durante unos días.
3. Coger una cita para que el/la niño/a vaya a ver a su médico la misma mañana si se queda en casa.
Si el/la niño/a tiene un síntoma físico nuevo o parece estar muy enfermo, es probable que los padres quieran que se quede en casa. Si tienen dudas, probablemente su médico puede determinar la causa de la enfermedad del/la niño/a. Si el síntoma es causado por una enfermedad, puede iniciarse el tratamiento apropiado. Si el síntoma es causado por ansiedad, el/la niño/a deberá volver a la escuela inmediatamente.
Los/as niños/as con dolor de garganta, tos moderada, secreción nasal u otros síntomas de resfriado, pero sin fiebre, pueden ser enviados a la escuela. Los/as niños/as no deben permanecer en casa por "parecer enfermos/as", "tener mal color", "tener ojeras" o "estar fatigados/as".
4. Solicitar la asistencia del personal de la escuela.
Deben informar al/la maestro/a de la escuela que, si los síntomas del/la niño/a aumentan, deje que se relaje de 5 a 15 minutos en otro lugar, en lugar de enviarlo/a a casa.
Si el/la niño/a tiene algunos temores especiales, como recitar en clase, el/la maestro/a generalmente hará concesiones especiales.
5. Hablar con el/la niño/a sobre su temor a la escuela.
En algún momento, que no sea una mañana de escuela, hablar con el/la niño/a sobre sus problemas, alentarlo/a a decir exactamente lo que le molesta, preguntarle qué es lo peor que podría pasarle en la escuela o en el camino a la escuela. Si hay una situación que pueda cambiar, decirle que harán todo lo posible por cambiarla. Si les preocupa que los síntomas puedan empeorar en la escuela, asegúrenle que puede relajarse unos minutos en el colegio según lo necesite.
Después de escucharlo/a atentamente, deben decirle que entienden sus sentimientos, pero que sigue siendo necesario que asista a la escuela mientras mejora.
6. Ayudar al/la niño/a a pasar más tiempo con otros/as niños/as de su edad.
Fuera de la escuela, los/as niños/as con fobia escolar tienden a preferir estar con sus padres, jugar dentro de casa, estar solos/as en su cuarto, ver mucha televisión, etc.
Muchos/as no pueden pasar una noche en casa de un/a amigo/a sin desarrollar un sentimiento abrumador de nostalgia. Necesitan estímulo para jugar más con sus compañeros/as.
Esto puede ser difícil para los padres que disfrutan de la compañía del/la niño/a, pero a la larga es el mejor curso de acción. Es necesario que alienten a su hijo/a para que hagan deporte (por lo general, prefieren los deportes que no son de contacto físico). Además es conveniente que envíen más frecuentemente a su hijo/a fuera de casa o a las casas de otros/as niños/as. Pueden invitar a los amigos/as de su hijo/a a salir con su familia o a pasar la noche en su casa. La experiencia en un campamento de verano podría resultarle sumamente beneficiosa.

Apunte de programa:

·   Detectar el origen de la fobia: relaciones con el/la profesor/a o compañeros/as.

·   Colaborar con el/la profesor/a, director/a, psicólogo/a para establecer un plan de acercamiento al centro.

·   Jerarquizar las situaciones de menor a mayor miedo. Ejemplo:
·         El/la niño/a junto con la/el madre/padre visitan con frecuencia el edificio y los patios de la escuela.
·         Madre/padre e hijo/a entran en el edificio de la escuela, pasean por él y miran cómo juegan otros/as niños/as.
·         Madre/padre e hijo/a entran en el aula vacía y permanecen allí un rato.
·         Un/a compañero/a acompaña al/la niño/a en el aula vacía. La/el madre/padre está con ellos y promueve la interacción.
·         La/el madre/padre se sitúa delante de la puerta del aula, permaneciendo atenta al/la niño/a.
·         La/el madre/padre se aleja del aula pero permanece en los alrededores.
·         El/la niño/a asiste durante unos minutos a una clase mientras es esperado/a por su madre/padre delante de la puerta.
·         El tiempo de asistencia a la clase se alarga paulatinamente, mientras la/el madre/padre aguarda cerca del aula.
·         Mientras el/la niño/a asiste a las clases la/el madre/padre lo espera delante de la escuela, recogiéndolo/a a una determinada hora

Si mientras se lleva a cabo el proceso de acercamiento gradual al estímulo fóbico (colegio, clase, compañeros, profesor...) se le proporciona al/la niño/a información-satisfacción de cómo va superando su miedo se acelera el proceso de extinción de la conducta fóbica.

miércoles, 10 de febrero de 2016