Para el profesor Francisco Alonso-Fernández, catedrático de Psiquiatría de la Universidad Complutense de Madrid, la alexitimia se define como un déficit comunicativo emocional y en cuyo origen participan factores cerebrales, orgánicos, psíquicos y sociales.
"Es un perfil de personalidad incapaz de explicar las propias emociones y de reconocer las de los demás, muy difícil para crear vínculos afectivos. Es decir, son hombres con una conciencia emocional precaria, son analfabetos emocionales que no saben intercambiar sentimientos: no expresan los propios ni empatizan con los de los demás poniéndose en la piel ajena. No solo son pobres en la verbalización, sino también en la mímica y en la gestualización", añade el también presidente de la Sociedad Europea de Psiquiatría Social.
"Es un perfil de personalidad incapaz de explicar las propias emociones y de reconocer las de los demás, muy difícil para crear vínculos afectivos. Es decir, son hombres con una conciencia emocional precaria, son analfabetos emocionales que no saben intercambiar sentimientos: no expresan los propios ni empatizan con los de los demás poniéndose en la piel ajena. No solo son pobres en la verbalización, sino también en la mímica y en la gestualización", añade el también presidente de la Sociedad Europea de Psiquiatría Social.
Esta precariedad expresiva y comunicativa trae como consecuencia una corporalidad somatizada, que se traduce en dolores en distintas regiones del cuerpo, trastornos digestivos y otras alteraciones físicas.
El neologismo Alexitimia es de origen griego. Significa "ausencia de palabras para expresar emociones". Fue introducido en la bibliografía médica en 1972 en un manual editado por la Universidad de Harvard (EE UU).
Esto era lo que además tenía que sufrir Amelia, de 65 años, cuyo marido "era rarísimo y encima tenía un humor endiablado". Fue su hija Virginia, psicóloga clínica, de 35 años, quien, leyendo una revista en el hospital, descubrió lo que posiblemente le pasaba a su padre y era la causa de tantos años de sufrimiento para su madre. Pero ¿por qué solo afecta a los varones?, se preguntaba. La continuación de la lectura se lo fue aclarando.
Los dos hemisferios cerebrales masculinos tienen menos plasticidad neuronal que los de la mujer y están menos conexionados. A ello hay que agregar que el derecho, que controla las emociones, está subordinado al izquierdo, que controla el lenguaje y el pensamiento abstracto. Esta escisión funcional entre ambos, unida al predominio del hemisferio izquierdo, constituyen los dos rasgos preformados, con carácter atenuado, del alexitímico.
Aparte de la clave neurobiológica, el profesor Alonso-Fernández apunta causas infanto-juveniles (“carencias afectivas", "falta de cuidados maternales en los primeros años de vida") o traumáticas ("haber sufrido traumas psíquicos en la infancia", "secuelas del síndrome de estrés postraumático de niño o adulto").
Este especialista advierte de que el alexitímico no solo es capaz de romper una relación de pareja, sino que también es un elemento perturbador en cualquier grupo o entorno humano en que se desenvuelva. "Como jefe, es una figura laboral poco estimada por sus subordinados, al ejercer su función generalmente con despotismo y mostrarse incapaz de asumir y desarrollar proyectos de largo alcance. Como compañero, suele ser un trabajador antipático y solitario, que no sabe integrarse en el grupo. Y como cualquier miembro en una familia, siempre es un ser raro", abunda.
El catedrático de la Complutense insiste en no olvidar que el alexitímico es "el sujeto somatizador por excelencia". Lo que no se expresa por el canal emocional es vertido por lo somático, por el cuerpo. La bibliografía médica internacional revela que entre el 20% y el 40% de estas personas presentan patología física: dolores inespecíficos crónicos, enfermedades digestivas, ausencia de libido, migrañas, asma bronquial, cuadros depresivos...
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