domingo, 6 de septiembre de 2015

¿Qué son las distorsiones cognitivas?

LAS DISTORSIONES COGNITIVAS
Muchas veces nuestros pensamientos (no la realidad) son los que hacen que nos sintamos mal, y muchas veces no nos percatamos, pues al fin y al cabo, nuestros pensamientos los interpretamos como si fueran reales. Pero hay que tener en cuenta que la mente es una experta en distorsionar lo que ocurre y darle más importancia a las cosas o exagerar los eventos, y con esto hacer que nos sintamos peor. Un ejercicio que suelo practicar con mis pacientes es el siguiente: Les propongo el siguiente ejercicio de imaginación: "Imagina en estos momentos cerrando tus ojos que estás observando una manzana, ¿ya lo tienes?, Ok, ahora quiero que lo describas al detalle, .... luego que la persona ha descrito la manzana, le pido a continuación que imaginariamente coja la manzana y le de un suave mordisco y que me diga lo que experimenta, si está dulce, jugosa, etc... Luego le digo observa nuevamente la manzana y date cuenta que está podrida y agusanada, que es lo que creen que va ocurrir, exactamente, un gesto de desagrado acompañado de un huácala, qué asco!!!.. Entonces le digo ¿Qué pasó?, y me empiezan a contar que fue una experiencia muy desagradable y luego les digo, espera un momento, ¿no te das cuenta que no tenemos ninguna manzana en este momento?, por lo tanto, la realidad no es igual a la imaginación o al pensamiento, lo que ha ocurrido es una fusión entre el pensamiento y su significado que se le adosa o atribuye... ¿Qué podemos hacer? Pues lo primero es saber reconocer cuando esto ocurre, y para ello voy a describir las distorsiones cognitivas más frecuentes.

¿Qué es una distorsión cognitiva?
Se entienden como un error en el procesamiento de la información asociado a unas creencias desadaptativas o que no se ajustan al entorno. Este error en el procesamiento puede influir en la conducta y en el estado emocional. Estas percepciones y pensamientos distorsionados son acerca de uno mismo, del mundo y del futuro.
Las distorsiones cognitivas no son un trastorno ni una enfermedad, pero sí es cierto que son parte del cuadro central de muchos trastornos como los trastornos de personalidad o la depresión, que pueden llegar a mantenerse por estas corrientes de pensamiento erróneas.
Pongamos un ejemplo: Un hombre de 35 años, sus amigos se han olvidado de avisarle para quedar, otro día les dice de quedar y ellos no pueden. Él piensa: “Mis amigos pasan de mi” “Se habrán cansado de mi” (pensamiento distorsionado). En esta situación, hasta que no hable con ellos no puede confirmar el motivo, con lo cual no debería inferir que sus amigos no le quieren o que pasan de él. Es más fácil pensar que es una coincidencia y ya después de comprobar el motivo hacer inferencias. Este pensamiento le va a hacer sentir triste y mal y además tener rencor hacia sus amigos. Podría haber evitado este malestar si no hubiera aceptado ese primer pensamiento como verídico.
¿Por qué ocurren las distorsiones?
Suelen ocurrir por aprendizaje de experiencias pasadas, acabamos generalizando esa forma de pensar al resto de nuestra vida. Puede que en su origen y en ese momento estos pensamientos fueran útiles, pero al interiorizarlos y aplicarlos sistemáticamente a todos los eventos de nuestra vida diaria pierden su utilidad y se convierten en un problema.
De pequeños construimos esquemas sobre el funcionamiento del mundo en base a nuestra experiencia, estos esquemas pueden verse modificados por experiencias aversivas, estresantes o negativas (al igual que por las positivas). Así pues sería la interacción de la persona con el medio la que acostumbraría a la persona a evaluar de cierta forma o utilizar ciertas estrategias para relacionarse.
La distorsión ocurre porque aplicamos unas estrategias de pensamiento erróneas, dando por hecho que las situaciones son de una manera (según nuestros esquemas), cuando la situación ya no es así. La estrategia que habíamos aprendido para ese tipo de situaciones y que seguimos aplicando resulta del todo inútil y contraproducente. Es decir, en cierta manera perdemos capacidad de adaptación al evaluar de forma sesgada el entorno.

A continuación, presento un listado con los tipos de distorsiones más comunes.

1 Filtraje
Tipo de “Visión de túnel” (al final de un túnel se ve un pequeño recorte de la realidad, las paredes tapan el resto). Quien tiene esta distorsión sólo ve un elemento de la situación con exclusión de las otras cosas. De todo el conjunto se toma un simple detalle y todo el evento o situación queda teñida por este detalle. Cada uno tiene su propia visión de túnel. Algunos son sensibles solo a las pérdidas y no valoran también los probables beneficios de las cosas. Otros solo ven la mínima posibilidad de peligro en una situación y eso les impide disfrutar del conjunto, que puede ser agradable. Hay quienes en las personas solo buscan evidencia de injusticias y no valoran el resto. Esto no se da solo al considerar situaciones nuevas sino también al reexaminar los recuerdos. Si uno procede así al revisar su pasado puede reexperimentar selectivamente (filtrando el resto) solo las situaciones donde estuvo enojado o con angustia o depresión, saltándose los momentos donde estuvo bien
En síntesis: Se toma todo lo malo de algo y se magnifica, mientras que por otro lado se filtran las cosas buenas. Es como el que, ante una botella llena hasta la mitad, dice sistemáticamente: -”Esa botella está medio vacía”-
Mecanismos habituales de filtraje: Magnificación (aumentar mucho las cosas) y tremendización (tomarlas a la tremenda). También, sacar pensamientos fuera de contexto.

2 Pensamiento Polarizado.
Con este pensamiento uno hace elecciones dicotómicas, no tiene términos medios. Las cosas son buenas o malas, maravillosas u horribles. Esto crea un mundo en blanco y negro y uno no puede ver los matices de gris. Cuando este pensamiento se aplica sobre uno mismo entonces si uno no es perfecto o brillante es que es un fracasado o un inútil.

3 Interpretación del pensamiento
Son hipótesis o ideas que uno se hace de personas o situaciones. Esto es así en la medida en que uno imagina que la gente siente y reacciona de la misma manera que uno mismo en igual situación. Por lo tanto no puede distinguir que hay personas que pueden actuar o ser diferentes a lo que uno cree y actuar guiado por esas ideas “casi” verdaderas suele ser peligroso.

4 Visión catastrófica
Es la tendencia a ver en pequeños signos una probable catástrofe. Ejemplo: Un dolor de cabeza indica ya un tumor cerebral; el pulso acelerado o el hormigueo de los brazos indican un infarto cardíaco.

5 Personalización
Es la tendencia a relacionar todo con uno mismo. Esto conduce por lo general al hábito de compararse con los demás. Por lo general, si de la comparación resulta vencedor gozará de un alivio momentáneo y si resulta perdedor se sentirá humillado. El error básico de este tipo de pensamiento es que se interpreta cada mirada, cada gesto o conversación como una pista o un dato para analizarse y valorarse a sí mismo. La persona que piensa así cree que todo lo que la gente hace o dice es alguna forma de reacción hacia ella. Vive esclava de compararse con los demás, intentando determinar quién está mejor vestido, quien tiene mejor cuerpo, etc.

6 Falacia de control
Son distorsiones del sentido del control o del poder sobre sí mismo. Una persona puede verse a si mismo como impotente y externamente controlado, pasivo, que nada puede hacer o por el contrario como que todo lo puede, creerse responsable de todo y de tener que llevar al mundo en sus hombros. Los dos modos básicos de ver el mundo desde este estado es o sentirse víctima del destino o por el contrario, creerse responsable del sufrimiento o de la felicidad de los que le rodean.

7 Falacia de justicia
Esta distorsión está centrada en la aplicación de normas legales y contractuales a los caprichos de las relaciones interpersonales. El inconveniente es que dos personas raramente se ponen de acuerdo sobre lo que es justo y la justicia pretendida se refiere generalmente a si se le proporciona lo que uno espera, necesita o desea de la otra persona. Esto suele conducir a que uno quede inmovilizado en su punto de vista y sentirse siempre en guerra, con enojo creciente hacia el otro.

8 Razonamiento emocional
Creencia de que si uno siente determinadas cosas es porque son así en realidad. Si uno se siente feo es porque uno es realmente feo. Si uno se siente culpable es porque tiene que haber hecho algo mal. El problema de creerse uno que el pensamiento emocional es siempre es válido es como creerse que todo lo que dicen las propagandas de la TV es cierto.

9 Falacia del cambio
La única persona que uno puede tener la esperanza de controlar es a sí mismo. En la falacia del cambio se cree sin embargo que es más fácil cambiar a las otras personas para que se adapten a uno que modificarse uno para adaptarse al entorno. Las estrategias para cambiar a los otros incluyen echarles la culpa, exigirles, ocultarles cosas y negociar. El resultado habitual es que la otra persona se sienta atacada constantemente y no cambie en absoluto. El supuesto fundamental de este tipo de pensamientos es que la felicidad de uno depende de los actos de los demás.

10 Etiquetas globales
Etiquetar es ponerle rótulo a las personas o a las situaciones a partir de algún hecho o circunstancia. Si alguien no presta alguna cosa es etiquetada de egoísta. Si una persona se muestra poco bulliciosa en el grupo un par de veces ya queda etiquetada de aburrida. Estas ideas pueden contener algo de verdad pero lo malo de los rótulos es que ignoran toda evidencia contraria convirtiendo la visión de las cosas en algo muy rígido y rutinario.

11 Los debería
La persona con esta distorsión tiene una “lista interior” de normas rígidas y estereotipadas sobre como “deberían” comportarse o actuar tanto ella como los demás. Si se trasgreden esas normas internas se enoja mucho, o se siente muy culpable si es ella misma quien las viola. Como resultado de esto a menudo se termina adoptando la posición de estricto juez y encuentra permanentemente faltas en otros o en sí mismo. Si los demás no actúan consecuentemente a sus criterios se irrita o se pone intolerante. Supone que todos “deberían” conocer las reglas y “deberían” seguirlas.

12 Tener razón
Uno tiene que probar continuamente que su punto de vista es el correcto. Se pone siempre a la defensiva no interesando la opinión del otro sino defender su idea. Es como que uno nunca se equivoca. Las personas con este tipo de opiniones raramente cambian porque no suelen escuchar nuevas informaciones, todo lo que no encaja en lo que ya creen lo ignoran y suelen considerar que tener razón es más importante que mantener unas buenas relaciones personales.

13 Culpabilidad
La persona con esta distorsión experimenta alivio cuando encuentra quién es el culpable o responsable de alguna situación. Pero esto, a menudo implica que es el otro el que se ve forzado a convertirse en responsable de elecciones y decisiones que, en definitiva, son también responsabilidad de uno. Algunas personas, de manera preferencial, vuelcan la culpabilidad sobre ellas mismas. Así constantemente se preocupan por creerse incompetentes, estúpidas, insensibles o muy emotivas.

14 Falacia de la recompensa
La persona con esta distorsión se comporta “correctamente” en espera de una recompensa. Por lo general llega a agotarse física y mentalmente trabajando y pensando que su esfuerzo será reconocido y recompensado por quien uno estima (Dios, los hijos, el cónyuge, el jefe).

15 Sobregeneralización
Se tiende a hacer una conclusión válida para todo a partir de un solo hecho, generalmente poco relevante, ignorando cuidadosamente todo lo que pueda contradecirla. Así si uno se marea realizando un viaje en colectivo nunca realizará otro. Esto conduce a una vida cada vez más limitada porque si ocurre algo malo una vez se esperará que ocurra eso una y otra vez.

¿Qué puedo hacer yo para controlar estos pensamientos distorsionados?

Ser conscientes de que la forma en que percibimos el mundo es solo una de las posibles formas, no la nuestra tiene porque ser la correcta. Es útil pensar qué alternativas hay, qué pensaría otra persona si lo viera de fuera e intentar analizar la situación de manera objetiva, sin dejarnos llevar por las emociones. Intentar observar si podemos estar cometiendo alguna distorsión de las enumeradas y si identificamos una, intentar buscar un pensamiento alternativo más adecuado o proporcionado a la situación.

Tenemos que pensar que no es que un problema no tenga solución, sino que simplemente nosotros aún no hemos sido capaces de encontrarla y que por lo tanto hay que plantearse métodos diferentes.

Debemos estar abiertos a cuestionarnos, no siempre podemos aplicar las mismas reglas a todas las situaciones, debemos aprender a adaptarnos, a cuestionar nuestros modelos y pensamientos de vez en cuando.

Siempre observar el diálogo interno, ¿Qué nos decimos a nosotros mismos cuando algo va mal?. Intentar convertir nuestro discurso en algo realista que siga un método similar al científico, evaluando las pruebas y los datos antes de extrapolar conclusiones y ser conscientes de que estas conclusiones, incluso con pruebas, pueden ser erróneas.
He querido compartir esta información acerca de las distorsiones cognitivas, porque es muy importante, a la vez que difícil, el saber adaptar nuestros pensamientos a la realidad. Las distorsiones cognitivas pueden llevarnos a sentir ansiedad, baja autoestima, indefensión, tristeza, frustración, ira… Es un cambio importante en la vida de las personas el poder ajustar su estado emocional a la realidad y no a la inversa (juzgar la realidad según las emociones). No olvidemos que todo actividad mental está controlada por nosotros mismos: somos lo que pensamos, así que cuidemos nuestros pensamientos!

Fuente: El presente ha sido adaptado del artículo de Laura Moreno Jiménez-Bravo, realizando modificaciones del original.

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