LAS DISTORSIONES COGNITIVAS
Muchas veces nuestros pensamientos
(no la realidad) son los que hacen que nos sintamos mal, y muchas veces no nos
percatamos, pues al fin y al cabo, nuestros pensamientos los interpretamos como
si fueran reales. Pero hay que tener en cuenta que la mente es una experta en
distorsionar lo que ocurre y darle más importancia a las cosas o exagerar los
eventos, y con esto hacer que nos sintamos peor. Un ejercicio que suelo
practicar con mis pacientes es el siguiente: Les propongo el siguiente
ejercicio de imaginación: "Imagina en estos momentos cerrando tus ojos que
estás observando una manzana, ¿ya lo tienes?, Ok, ahora quiero que lo describas
al detalle, .... luego que la persona ha descrito la manzana, le pido a
continuación que imaginariamente coja la manzana y le de un suave mordisco y que
me diga lo que experimenta, si está dulce, jugosa, etc... Luego le digo observa
nuevamente la manzana y date cuenta que está podrida y agusanada, que es lo que
creen que va ocurrir, exactamente, un gesto de desagrado acompañado de un
huácala, qué asco!!!.. Entonces le digo ¿Qué pasó?, y me empiezan a contar que
fue una experiencia muy desagradable y luego les digo, espera un momento, ¿no
te das cuenta que no tenemos ninguna manzana en este momento?, por lo tanto, la
realidad no es igual a la imaginación o al pensamiento, lo que ha ocurrido es
una fusión entre el pensamiento y su significado que se le adosa o atribuye...
¿Qué podemos hacer? Pues lo primero es saber reconocer cuando esto ocurre, y
para ello voy a describir las distorsiones cognitivas más frecuentes.
¿Qué es una distorsión cognitiva?
Se entienden como un error en el
procesamiento de la información asociado a unas creencias desadaptativas o que
no se ajustan al entorno. Este error en el procesamiento puede influir en la
conducta y en el estado emocional. Estas percepciones y pensamientos
distorsionados son acerca de uno mismo, del mundo y del futuro.
Las distorsiones cognitivas no
son un trastorno ni una enfermedad, pero sí es cierto que son parte del cuadro
central de muchos trastornos como los trastornos de personalidad o la
depresión, que pueden llegar a mantenerse por estas corrientes de pensamiento
erróneas.
Pongamos un ejemplo: Un hombre de
35 años, sus amigos se han olvidado de avisarle para quedar, otro día les dice
de quedar y ellos no pueden. Él piensa: “Mis amigos pasan de mi” “Se habrán
cansado de mi” (pensamiento distorsionado). En esta situación, hasta que no
hable con ellos no puede confirmar el motivo, con lo cual no debería inferir
que sus amigos no le quieren o que pasan de él. Es más fácil pensar que es una
coincidencia y ya después de comprobar el motivo hacer inferencias. Este
pensamiento le va a hacer sentir triste y mal y además tener rencor hacia sus
amigos. Podría haber evitado este malestar si no hubiera aceptado ese primer
pensamiento como verídico.
¿Por qué ocurren las
distorsiones?
Suelen ocurrir por aprendizaje de
experiencias pasadas, acabamos generalizando esa forma de pensar al resto de
nuestra vida. Puede que en su origen y en ese momento estos pensamientos fueran
útiles, pero al interiorizarlos y aplicarlos sistemáticamente a todos los
eventos de nuestra vida diaria pierden su utilidad y se convierten en un
problema.
De pequeños construimos esquemas
sobre el funcionamiento del mundo en base a nuestra experiencia, estos esquemas
pueden verse modificados por experiencias aversivas, estresantes o negativas
(al igual que por las positivas). Así pues sería la interacción de la persona
con el medio la que acostumbraría a la persona a evaluar de cierta forma o
utilizar ciertas estrategias para relacionarse.
La distorsión ocurre porque
aplicamos unas estrategias de pensamiento erróneas, dando por hecho que las
situaciones son de una manera (según nuestros esquemas), cuando la situación ya
no es así. La estrategia que habíamos aprendido para ese tipo de situaciones y
que seguimos aplicando resulta del todo inútil y contraproducente. Es decir, en
cierta manera perdemos capacidad de adaptación al evaluar de forma sesgada el
entorno.
A continuación, presento un
listado con los tipos de distorsiones más comunes.
1 Filtraje
Tipo de “Visión de túnel” (al
final de un túnel se ve un pequeño recorte de la realidad, las paredes tapan el
resto). Quien tiene esta distorsión sólo ve un elemento de la situación con
exclusión de las otras cosas. De todo el conjunto se toma un simple detalle y
todo el evento o situación queda teñida por este detalle. Cada uno tiene su
propia visión de túnel. Algunos son sensibles solo a las pérdidas y no valoran
también los probables beneficios de las cosas. Otros solo ven la mínima
posibilidad de peligro en una situación y eso les impide disfrutar del
conjunto, que puede ser agradable. Hay quienes en las personas solo buscan
evidencia de injusticias y no valoran el resto. Esto no se da solo al
considerar situaciones nuevas sino también al reexaminar los recuerdos. Si uno
procede así al revisar su pasado puede reexperimentar selectivamente (filtrando
el resto) solo las situaciones donde estuvo enojado o con angustia o depresión,
saltándose los momentos donde estuvo bien
En síntesis: Se toma todo lo malo
de algo y se magnifica, mientras que por otro lado se filtran las cosas buenas.
Es como el que, ante una botella llena hasta la mitad, dice sistemáticamente:
-”Esa botella está medio vacía”-
Mecanismos habituales de
filtraje: Magnificación (aumentar mucho las cosas) y tremendización (tomarlas a
la tremenda). También, sacar pensamientos fuera de contexto.
2 Pensamiento Polarizado.
Con este pensamiento uno hace
elecciones dicotómicas, no tiene términos medios. Las cosas son buenas o malas,
maravillosas u horribles. Esto crea un mundo en blanco y negro y uno no puede
ver los matices de gris. Cuando este pensamiento se aplica sobre uno mismo
entonces si uno no es perfecto o brillante es que es un fracasado o un inútil.
3 Interpretación del pensamiento
Son hipótesis o ideas que uno se
hace de personas o situaciones. Esto es así en la medida en que uno imagina que
la gente siente y reacciona de la misma manera que uno mismo en igual
situación. Por lo tanto no puede distinguir que hay personas que pueden actuar
o ser diferentes a lo que uno cree y actuar guiado por esas ideas “casi”
verdaderas suele ser peligroso.
4 Visión catastrófica
Es la tendencia a ver en pequeños
signos una probable catástrofe. Ejemplo: Un dolor de cabeza indica ya un tumor
cerebral; el pulso acelerado o el hormigueo de los brazos indican un infarto
cardíaco.
5 Personalización
Es la tendencia a relacionar todo
con uno mismo. Esto conduce por lo general al hábito de compararse con los
demás. Por lo general, si de la comparación resulta vencedor gozará de un
alivio momentáneo y si resulta perdedor se sentirá humillado. El error básico
de este tipo de pensamiento es que se interpreta cada mirada, cada gesto o
conversación como una pista o un dato para analizarse y valorarse a sí mismo. La
persona que piensa así cree que todo lo que la gente hace o dice es alguna
forma de reacción hacia ella. Vive esclava de compararse con los demás,
intentando determinar quién está mejor vestido, quien tiene mejor cuerpo, etc.
6 Falacia de control
Son distorsiones del sentido del
control o del poder sobre sí mismo. Una persona puede verse a si mismo como
impotente y externamente controlado, pasivo, que nada puede hacer o por el
contrario como que todo lo puede, creerse responsable de todo y de tener que llevar
al mundo en sus hombros. Los dos modos básicos de ver el mundo desde este
estado es o sentirse víctima del destino o por el contrario, creerse
responsable del sufrimiento o de la felicidad de los que le rodean.
7 Falacia de justicia
Esta distorsión está centrada en
la aplicación de normas legales y contractuales a los caprichos de las
relaciones interpersonales. El inconveniente es que dos personas raramente se
ponen de acuerdo sobre lo que es justo y la justicia pretendida se refiere
generalmente a si se le proporciona lo que uno espera, necesita o desea de la
otra persona. Esto suele conducir a que uno quede inmovilizado en su punto de
vista y sentirse siempre en guerra, con enojo creciente hacia el otro.
8 Razonamiento emocional
Creencia de que si uno siente
determinadas cosas es porque son así en realidad. Si uno se siente feo es
porque uno es realmente feo. Si uno se siente culpable es porque tiene que
haber hecho algo mal. El problema de creerse uno que el pensamiento emocional
es siempre es válido es como creerse que todo lo que dicen las propagandas de
la TV es cierto.
9 Falacia del cambio
La única persona que uno puede
tener la esperanza de controlar es a sí mismo. En la falacia del cambio se cree
sin embargo que es más fácil cambiar a las otras personas para que se adapten a
uno que modificarse uno para adaptarse al entorno. Las estrategias para cambiar
a los otros incluyen echarles la culpa, exigirles, ocultarles cosas y negociar.
El resultado habitual es que la otra persona se sienta atacada constantemente y
no cambie en absoluto. El supuesto fundamental de este tipo de pensamientos es
que la felicidad de uno depende de los actos de los demás.
10 Etiquetas globales
Etiquetar es ponerle rótulo a las
personas o a las situaciones a partir de algún hecho o circunstancia. Si
alguien no presta alguna cosa es etiquetada de egoísta. Si una persona se
muestra poco bulliciosa en el grupo un par de veces ya queda etiquetada de
aburrida. Estas ideas pueden contener algo de verdad pero lo malo de los
rótulos es que ignoran toda evidencia contraria convirtiendo la visión de las
cosas en algo muy rígido y rutinario.
11 Los debería
La persona con esta distorsión
tiene una “lista interior” de normas rígidas y estereotipadas sobre como
“deberían” comportarse o actuar tanto ella como los demás. Si se trasgreden
esas normas internas se enoja mucho, o se siente muy culpable si es ella misma
quien las viola. Como resultado de esto a menudo se termina adoptando la
posición de estricto juez y encuentra permanentemente faltas en otros o en sí
mismo. Si los demás no actúan consecuentemente a sus criterios se irrita o se
pone intolerante. Supone que todos “deberían” conocer las reglas y “deberían”
seguirlas.
12 Tener razón
Uno tiene que probar
continuamente que su punto de vista es el correcto. Se pone siempre a la
defensiva no interesando la opinión del otro sino defender su idea. Es como que
uno nunca se equivoca. Las personas con este tipo de opiniones raramente
cambian porque no suelen escuchar nuevas informaciones, todo lo que no encaja
en lo que ya creen lo ignoran y suelen considerar que tener razón es más
importante que mantener unas buenas relaciones personales.
13 Culpabilidad
La persona con esta distorsión
experimenta alivio cuando encuentra quién es el culpable o responsable de
alguna situación. Pero esto, a menudo implica que es el otro el que se ve
forzado a convertirse en responsable de elecciones y decisiones que, en
definitiva, son también responsabilidad de uno. Algunas personas, de manera
preferencial, vuelcan la culpabilidad sobre ellas mismas. Así constantemente se
preocupan por creerse incompetentes, estúpidas, insensibles o muy emotivas.
14 Falacia de la recompensa
La persona con esta distorsión se
comporta “correctamente” en espera de una recompensa. Por lo general llega a
agotarse física y mentalmente trabajando y pensando que su esfuerzo será
reconocido y recompensado por quien uno estima (Dios, los hijos, el cónyuge, el
jefe).
15 Sobregeneralización
Se tiende a hacer una conclusión
válida para todo a partir de un solo hecho, generalmente poco relevante,
ignorando cuidadosamente todo lo que pueda contradecirla. Así si uno se marea
realizando un viaje en colectivo nunca realizará otro. Esto conduce a una vida
cada vez más limitada porque si ocurre algo malo una vez se esperará que ocurra
eso una y otra vez.
¿Qué puedo hacer yo para
controlar estos pensamientos distorsionados?
Ser conscientes de que la forma en que
percibimos el mundo es solo una de las posibles formas, no la nuestra tiene
porque ser la correcta. Es útil pensar qué alternativas hay, qué pensaría otra
persona si lo viera de fuera e intentar analizar la situación de manera
objetiva, sin dejarnos llevar por las emociones. Intentar observar si podemos
estar cometiendo alguna distorsión de las enumeradas y si identificamos una,
intentar buscar un pensamiento alternativo más adecuado o proporcionado a la
situación.
Tenemos que pensar que no es que un
problema no tenga solución, sino que simplemente nosotros aún no hemos sido
capaces de encontrarla y que por lo tanto hay que plantearse métodos
diferentes.
Debemos estar abiertos a
cuestionarnos, no siempre podemos aplicar las mismas reglas a todas las
situaciones, debemos aprender a adaptarnos, a cuestionar nuestros modelos y
pensamientos de vez en cuando.
Siempre observar el diálogo interno,
¿Qué nos decimos a nosotros mismos cuando algo va mal?. Intentar convertir
nuestro discurso en algo realista que siga un método similar al científico,
evaluando las pruebas y los datos antes de extrapolar conclusiones y ser
conscientes de que estas conclusiones, incluso con pruebas, pueden ser
erróneas.
He querido compartir esta
información acerca de las distorsiones cognitivas, porque es muy importante, a
la vez que difícil, el saber adaptar nuestros pensamientos a la realidad. Las
distorsiones cognitivas pueden llevarnos a sentir ansiedad, baja autoestima,
indefensión, tristeza, frustración, ira… Es un cambio importante en la vida de
las personas el poder ajustar su estado emocional a la realidad y no a la
inversa (juzgar la realidad según las emociones). No olvidemos que todo
actividad mental está controlada por nosotros mismos: somos lo que pensamos,
así que cuidemos nuestros pensamientos!
Fuente: El presente ha sido adaptado del artículo de
Laura Moreno Jiménez-Bravo, realizando modificaciones del original.
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