Estudios dicen que
las sensaciones afectan el cuerpo. Cuando son negativas, alteran el bienestar.
Reírse mantiene sano el corazón. La alegría mejora las defensas. La
depresión, por el contrario, aumenta el riesgo de sufrir cáncer.
La evidencia es clara:
las emociones producen bienestar o enfermedad. Así de simple.
De hecho, un estudio
publicado el año pasado en la revista PNAS, de la Academia de Ciencias de
Estados Unidos, afirma que las sensaciones, positivas o negativas, despiertan
reacciones físicas en el organismo.
Las 701 personas que
participaron en la investigación pintaron, en una silueta humana, el lugar
donde sentían sensaciones como ira, miedo, felicidad, tristeza, sorpresa,
ansiedad, amor, depresión y envidia. El amor y la alegría generaron en ellas
reacciones físicas en cabeza y pecho, donde están los órganos vitales.
Según el psiquiatra
Jorge Forero, presidente del Instituto para el Desarrollo de la salud
emocional, cuando se manifiestan los problemas emocionales, ocurren cambios a
nivel del sistema nervioso central que tienen acción directa sobre el corazón,
la respiración y otros órganos.
“Cuando una persona
está tensionada –dice Forero–, se activa el eje
hipotálamo-hipófisis-suprarrenal, que estimula la producción de sustancias como
las catecolaminas, que elevan la presión arterial y la frecuencia cardíaca, y
disminuyen la irrigación sanguínea en algunas áreas, hasta convertirse en un
factor de riesgo para la salud cardiovascular y cerebral, entre otros”.
Las positivas han
demostrado ser saludables, pues disminuyen los niveles de las hormonas del
estrés (cortisol y adrenalina). “La risa y la alegría mejoran el aparato
cardiovascular. Las personas con buen ánimo y sentimientos de optimismo
soportan mejor las enfermedades y son menos propensas a padecer depresión”.
Reírse, por ejemplo,
activa 400 de los 650 músculos del cuerpo; no en vano, quienes se ríen
intensamente sienten más apetito, pues las carcajadas tienen un efecto similar
al del ejercicio físico moderado. Además, según un estudio de los doctores Lee
Berk y Stanley Tan, de la Universidad Loma Linda (California), la risa reduce
las hormonas del estrés y mejora la función del sistema inmunológico, pues
genera endorfinas, llamadas hormonas del bienestar.
Reír, incluso, es un
predictor de la longevidad.
Sentimientos
negativos
Así mismo, una
investigación del Centro Médico de la Universidad de Maryland (EE.UU.)
demostró, que las arterias de las personas con infarto al miocardio, sometidas
a situaciones que generaban buen humor, crecían hasta un 30 por ciento su
diámetro. Las negativas, por el contrario, dice Palacios, aumentan el riesgo de
enfermedad cerebro vascular, de cáncer y de padecer condiciones mentales como
fobias, ansiedad, depresión, trastornos de la alimentación y disfunción sexual.
El colon irritable,
por ejemplo, es un problema emocional, pero muchos lo entienden como un mal
netamente físico “y pierden tiempo y plata en tratamientos médicos que, muchas
veces, no dan resultado”, dice Forero.
También las migrañas,
los trastornos de ansiedad, las fobias, ataques de pánico y la fibromialgia
(dolor prolongado en todo el cuerpo) pueden tener como causa el estrés, mal
moderno de la humanidad.
Según la terapeuta
holística Margarita Sierra “cuando alguien tiene dificultad para solucionar sus
problemas a nivel psicológico o emocional, aparece un estado de preocupación o
ansiedad, irritabilidad, ira, miedo o tristeza, que puede producir un aumento de
la frecuencia cardíaca, problemas digestivos, alergias, dolor de cabeza,
sensación de falta de aire, sudoración, tensión alta o baja. Cualquier
situación emocional que permanezca en el tiempo, sin resolver, se convierte en
una toxina para el organismo, que afecta gravemente la salud”.
Por tal motivo,
puntualiza la experta, canalizar y liberar las emociones negativas permite
gozar de una buena salud emocional y recupera el bienestar físico.
El estrés puede
generar migrañas, dolor, insomnio, falta de concentración.
La tristeza disminuye
la respuesta inmunitaria y aparecen los resfriados
La ira puede
provocar dolor abdominal, acidez, úlcera o diarrea.
El odio,
el resentimiento o falta de perdón puede conllevar problemas de estreñimiento,
cáncer.
La repulsión frente
a ciertas situaciones que no se aceptan en la vida, puede provocar alergias
recurrentes, asma, sinusitis e irritaciones de la piel.
El miedo se
asocia con problemas de hígado.
ESTILO DE VIDA – EL
TIEMPO: 10 de Junio 2014
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