domingo, 5 de julio de 2015

EL TRASTORNO POR ESTRÉS POSTRAUMÁTICO: 9 MITOS

En parte gracias a la televisión, solemos relacionar al Trastorno por Estrés Postraumático con los veteranos de guerra. Tal vez muchos de los que lean esto pueden recordar la escena de una película o serie en la que el soldado vuelve a casa y tiene problemas para retomar su vida con los recuerdos de todo lo vivido en la guerra. Pero ¿esto les pasa solo a las personas que fueron a la guerra? ¿Cuáles son los síntomas? ¿Afecta a todos o sólo a algunos? ¿Tiene tratamiento? Puedes encontrar respuesta a esos interrogantes y enterarte de otros datos interesantes relacionados al TEPT en este artículo.
Repasemos primero los síntomas:
Los criterios son sacados del DSM V que considera que aplican para personas desde los 7 años en adelante:
Criterio A: Exposición a muerte o amenaza de muerte, lesiones severas o violencia sexual en una (o más) de las siguientes formas:
  1. Experimentación directa del/los evento/s traumático/s.
  2. Ser testigo del/los evento/s mientras le ocurren a otro.
  3. Enterarse de que el/los evento/s traumático/s le pasaron a un familiar o amigo cercano. En caso de muerte o amenaza de muerte a un familiar o amigo cercano, los eventos tienen que ser violentos o accidentales.
  4. Experimentar exposición repetida o extrema a detalles aversivos del/los evento/s traumático/s
El riesgo de padecerlo depende en parte en una combinación de factores de riesgo y factores de resiliencia
Criterio B: Presencia de uno (o más) de los siguientes síntomas intrusivos asociados con el/los evento/s traumático/s, que comienzan luego de que el/los evento/s traumático/s ocurrieron:
  1. Recuerdos estresantes recurrentes, involuntarios e intrusivos del/los evento/s traumático/s (en niños pueden haber juegos cuyo tema recurrente sea el evento traumático).
  2. Sueños estresantes recurrentes, cuyo tema sea el/los evento/s traumático/s (en niños pueden darse sueños que los atemoricen pero sin contenido reconocible).
  3. Reacciones disociativas (flashbacks por ejemplo), en las que el individuo actúa como si el evento traumático estuviera re-ocurriendo (la expresión más extrema es la pérdida de conciencia del ambiente que lo rodea).
  4. Estrés intenso o prolongado al ser expuestos a señales internas o externas que simbolicen o guarden similitud con algún aspecto del evento.
  5. Marcadas reacciones fisiológicas al ser expuestos a señales internas o externas que simbolicen o guarden similitud con algún aspecto del evento.
Criterio C: Evitación persistente de estímulos asociados con el evento traumático, comenzando luego de que se da el mismo, evidenciado por la presencia de uno o ambos los siguientes:
  1. Evitación o esfuerzo por evitar recuerdos, pensamientos o sentimientos estresantes asociados cercanamente al evento traumático.
  2. Evitación o esfuerzos por evitar recordatorios externos (objetos, actividades, conversaciones, personas, etc.) que evocan pensamientos, recuerdos o sentimientos estresantes relacionados al evento.
Criterio D: Alteraciones negativas cognitivas y del estado de ánimo asociadas al suceso(s) traumático(s), que comienzan o empeoran después del suceso(s) traumático(s), como se pone de manifiesto por dos (o más) de las características siguientes:
1. Incapacidad de recordar un aspecto importante del suceso(s) traumático(s) (debido típicamente a amnesia disociativa y no a otros factores como una lesión cerebral, alcohol o drogas).
2. Creencias o expectativas negativas persistentes y exageradas sobre uno mismo, los demás o el mundo (p. ej., “Estoy mal,” “No puedo confiar en nadie,” “El mundo es muy peligroso,” “Tengo los nervios destrozados”).
3. Percepción distorsionada persistente de la causa o las consecuencias del suceso(s) traumático(s) que hace que el individuo se acuse a sí mismo o a los demás.
4. Estado emocional negativo persistente (p. ej., miedo, terror, enfado, culpa o vergüenza).
5. Disminución importante del interés o la participación en actividades significativas.
6. Sentimiento de desapego o extrañamiento de los demás.
7. Incapacidad persistente de experimentar emociones positivas (p. ej., felicidad, satisfacción o sentimientos amorosos).
Criterio E: Alteración importante de la alerta y reactividad asociada al suceso(s) traumático(s), que comienza o empeora después del suceso(s) traumático(s), como se pone de manifiesto por dos (o más) de las características siguientes:
1. Comportamiento irritable y arrebatos de furia (con poca o ninguna provocación) que se expresan típicamente como agresión verbal o física contra personas u objetos.
2. Comportamiento imprudente o autodestructivo.
3. Hipervigilancia.
4. Respuesta de sobresalto exagerada.
5. Problemas de concentración.
6. Alteración del sueño (p. ej., dificultad para conciliar o continuar el sueño, o sueño inquieto).
Los eventos traumáticos pueden cambiar el funcionamiento cerebral
Criterio F: La duración de la alteración (Criterios B, C, D y E) es superior a un mes.
Criterio G: La alteración causa malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento del sujeto.
Criterio H: La alteración no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia (p. ej., medicamento, alcohol) o a otra afección médica.
1° Mito: El TEPT solo afecta a las personas que son débiles
No es cuestión de fortaleza o aguante emocional. Hay un número de factores que juegan un rol con respecto a si una persona que pasó por un trauma desarrollará o no dicho trastorno. El riesgo de padecerlo depende en parte en una combinación de factores de riesgo y factores de resiliencia.
Entre los factores de riesgo podemos encontrar tener historia de enfermedad mental y no hablar con nadie sobre el trauma ni buscar apoyo.
Por otro lado, factores de resiliencia que sirven como elementos protectores son: buscar apoyo de amigos o familiares luego del trauma, aprender a afrontar de forma saludable, unirse a un grupo de apoyo y sentirse bien sobre la propia reacción al trauma.
2° Mito: El TEPT causa conductas violentas.
La mayoría de las personas con TEPT no son peligrosas. Investigaciones muestran que cuando los factores de riesgo correlacionados con TEPT se toman en cuenta, la asociación entre el mismo y las conductas violentas cae significativamente. Hay una amplia variedad de factores de riesgo, como abuso de alcohol, drogas y otros trastornos psiquiátricos que juegan roles claves en la relación entre el TEPT y las conductas violentas.
Los síntomas del TEPT pueden ir y venir y variar en intensidad con el tiempo
3° Mito: El TEPT solo está en la cabeza de la persona.
Los eventos traumáticos pueden cambiar el funcionamiento cerebral. El TEPT lleva a cambios medibles a nivel cerebral y corporal luego de que una persona ha sido expuesta a un trauma.
Investigadores han encontrado que tres áreas del cerebro son diferentes en pacientes con TEPT: el hipocampo, la amígdala y la corteza medial prefrontal. La amígdala es donde se encuentran las emociones y las reacciones entre sí, y en las personas con TEPT, tiende a sobre-reaccionar a cosas que tienen que ver con el trauma. Con respecto al hipocampo (que controla las emociones), investigaciones muestran que los flashbacks que presenta un paciente con TEPT pueden deberse a fallas en el cerebro al tratar de controlar reacciones de estrés relacionadas al trauma
4° Mito: El TEPT no es tratable
En verdad es muy tratable, incluso si no es completamente curable en todos. Este trastorno es frecuentemente tratado con drogas, Terapia Conductual y otros abordajes.
Muchas formas de counseling han probado ser efectivas en tratar el TEPT, incluyendo la terapia de exposición y la terapia conductual.  La FDA (Food and Drug Administration o Administración de Drogas y Alimentos) ha aprobado dos medicamentos para tratar el trastorno: sertralina y paroxetina. Ambos son antidepresivo y pueden ayudar a controlar síntomas emocionales del TEPT como la tristeza, la ira y la ansiedad. Hay evidencias de que la meditación puede ayudar a individuos con TEPT también. Los tratamientos son diferentes para cada persona y a veces se necesita probar varias combinaciones de tratamientos para ver qué funciona.
5° Mito: Los síntomas del TEPT desaparecen cuando la persona se cura del trauma
Los síntomas del TEPT pueden ir y venir y variar en intensidad con el tiempo. El estrés puede exacerbar los síntomas de una persona con TEPT.
Cosas que le recuerden al trauma, incluso luego de pasados muchos años puede hacer que resurjan síntomas que llevan dormidos mucho tiempo.
Re-experimentar el trauma es común en personas con TEPT. Pueden experimentar las mismas emociones o incluso sensaciones físicas que los acompañaron el trauma. No es posible para ellos controlar la re-experimentación del trauma.
6° Mito: Las personas empiezan a sufrir síntomas de TEP justo después del trauma
Los síntomas suelen aparecer en los primeros meses luego de un evento traumático, pero a veces pueden hacerlo años después.
Muchas personas con TEPT vuelven a experimentar el trauma a través de pesadillas, flashbacks o pensamientos de miedo o enojo. Pueden hacer un esfuerzo por evitar cualquier cosa que dispare esos sentimientos recurrentes de trauma, sentirse alienadas o perder interés en cosas que antes si les interesaban, volverse más agresivos, autodestructivos o hipervigilantes. Se diagnostica TEPT cuando múltiples síntomas han durado por más de un mes.
El TEPT es una condición que afecta a las personas que han pasado por traumas significativos
7° Mito: Todos tienen alguna clase de TEPT
Ciertamente la mayoría de las personas pasará por alguna clase de trauma en sus vidas. Cerca del 60% de los hombres y el 50% de las mujeres experimentará al menos un trauma en sus vidas. Pero un porcentaje más pequeño es el que realmente desarrolla TEPT (10% de las mujeres y 4% de los hombres).
Las personas que experimentan un trauma pero no desarrollan un TEPT, pueden desarrollar sin embargo un síntoma de esta condición. Pero la APA tiene una idea estricta sobre lo que califica como TEPT. Para ser diagnosticado con dicho trastorno, un individuo debe manifestar una combinación de los síntomas que deben durar por más de un mes. Así que, aunque es común experimentar un trauma es relativamente raro desarrollar un TEPT.
8° Mito: TEPT solo afecta a los veteranos de guerra
El TEPT es una condición que afecta a las personas que han pasado por traumas significativos. Los humanos han sido perseguidos por los traumas por mucho tiempo, pero el Trastorno por Estrés Postraumático no se oficializó como diagnóstico hasta el año 1980. Los soldados que combatieron en la Guerra Civil en Estados Unidos, en quienes era común observar lo que hoy conocemos como ansiedad y ataques de pánico (síntomas de TEPT) eran diagnosticados con “corazones irritables”. Las tropas en la Primer Guerra Mundial tenían “neurosis de guerra” o “fatiga de combate”. No fue hasta que los soldados volvían de Vietnam exhibiendo síntomas de la condición en masa, que se agregó al TEPT en el DSM.
La percepción del trastorno siempre ha sido centrada en soldados, pero cualquier persona puede desarrollar un TEPT. Ya sea por haber vivido un combate, abuso infantil, violaciones o un accidente de auto. Sin embargo, la mayoría de las personas que experimentan alguna clase de estrés significativo no desarrollan TEPT. Las mujeres tienen más del doble de probabilidades de desarrollar TEP que los hombres; el 10% de las mujeres y el 4% de los hombres lo tienen en algún punto de sus vidas
9° Mito: No es una herida, así que no requiere atención médica
El trauma puede causar daños físicos, pero no siempre lo hace. No es necesario que estés físicamente lastimado o herido para desarrollar un TEPT.
Incluso aunque no haya una herida física, el TEPT es signo de una lesión que generalmente requiere atención profesional. Algunos síntomas pueden ser agudos y desaparecer rápidamente sin ayuda de un profesional. Pero muchas personas con TEPT encuentran que su vida ha sido desbaratada por los síntomas y requieren ayuda de profesionales de la salud. Para superar el trastorno y recuperar el control sobre sus vidas, estos individuos generalmente necesitan tiempo, apoyo y tratamiento dirigido.

Fuente:
Vox
American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). Washington, DC

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