En
la vida vamos conduciendo un autobús por la carretera que lleva hacia nuestras metas
y objetivos en la dirección que nos marcan nuestros valores. Llevamos con nosotros
en el autobús pasajeros, que son nuestros pensamientos, sentimientos y emociones.
Muchos de ellos nos ayudan en nuestro camino. Algunos de estos pasajeros
nos incomodan prediciéndonos catástrofes que nos pueden ocurrir. Cuando lo hacen,
se lanzan sobre nosotros, se enganchan en nuestras entrañas mientras conducimos
mientras nos dicen cosas como: “sintiéndote como te sientes”, “si sigues ese
camino vas a sufrir mucho”, “te vas a estrellar”, “vas a tener un accidente”,
“te vas a morir”, “te vas a volver loco”, “se van a reír de ti”, “te vas a
quedar solo”, “te van a despedir”, no vas a llegar nunca”. Y además nos
dicen lo que tenemos que hacer para evitarlo: “tuerce ya”, “haz lo que
sea para evitarlo”, “no sigas el camino que tanto deseas porque va a
ser un desastre”, “¡no lo hagas!”, “¡para!”. A veces solamente oímos la
catástrofe y otras veces solamente el consejo; pero siempre están diciéndolas
dos cosas. Tenemos varias alternativas de comportamiento en esa situación. Una
de las alternativas que tenemos es hacerles caso. Otra: la solución a los
pensamientos, sentimientos, sensaciones y emociones que nos quieren llevar en
dirección contraria a nuestros objetivos, intereses y valores
es la ACEPTACIÓN. La ACEPTACIÓN consiste en escuchar su amenaza
pacientemente, sin discutir con él, aceptando que puede ocurrir la catástrofe
que nos predice, aunque realmente nos dé mucho miedo y nos sintamos
fatal; y sintiéndonos como nos sintamos, no hacerle caso en el consejo
que nos da, no llevando a cabo las acciones que nos propone para evitar la
catástrofe, es decir, seguir adelante y arriesgarnos a encontrar el
desastre. No podemos dejar de escucharle porque chilla mucho ni de sentir
la sensación que nos causa, aceptando todo eso, se trata de seguir
conduciendo por la carretera por la que queremos ir. De esta forma
seguiremos el rumbo que hemos elegido en la vida y la desgracia que nos
han predicho, y las emociones y sensaciones que sentimos tendrán un sentido.
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